Para no cambiar de especie, hoy traigo también una historia perruna, pero desgraciadamente mucho más triste que la de la ya presentada Nica. Es la historia de Nativity, una perra enferma que fue usada por un desgraciado desalmado que se hace llamar artista, en la VI Bienal de Artes Visuales del Istmo Centroamericano, en Costa Rica. Fue atada a una pared de la galería y permaneció allí hasta morir de inanición.
No voy a gastar ni un segundo de mi tiempo, ni un bit de más de mi blog en siquiera comentar quién es el autor de semejante crimen, no quiero ni explicar las razones de mi oposición a tal acto, porque opino que son de tal sentido común que no es necesario escribirlas y tampoco me da la gana de replicar todas sus asquerosas excusas para justificar su asesinato. No solo él, si no todas y cada una de las personas que fueron testigos directos de tan lamentable espectáculo no merecen de mí (y de todos) más que desprecio.
De hecho, el objetivo de esta entrada es, además de dar a conocer la noticia a los muy pocos no enterados, recordar que está activo un registro de firmas para que este monstruo no pueda repetir su crimen. Ya somos más de dos millones de firmantes, pero no me creo que no quede nadie en contra. Tenéis que firmar.
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