martes, 30 de agosto de 2011

Con optimismo

Beneficios de hacer un viaje Ponferrada - Madrid - Ponferrada en un mismo día:

1. Madrugas y a quien madruga, ya se sabe.
2. Madrugas, igual que los pájaros, así que te los encuentras a puñados en la carretera.
3. Adiestras el ojo intentando identificar todo lo que vuela a tu alrededor en pocos segundos.
4. Escuchas las 332 canciones de tu mp3.
5. No cocinas y a cambio, comes una deliciosa ensalada preparada por tu chico a tu llegada a Madrid.
6. Unes lazos con tu hermano, que va de co-o-piloto.
7. Vuelves tarde, así que disfrutas de una bonita puesta de sol.
8. A tu regreso, primos y perra te esperan y saludan con entusiasmo.

Quien no disfruta, es porque no quiere ;)

viernes, 19 de agosto de 2011

Nunca me pasa nada

Siempre me jacto de tener buena salud y de las bien poquitas veces que he tenido que lamentarme de haberme "escalabrado". Suelo esquivar las gripes y catarros con tozudez, quedándose en un molesto dolor de garganta y algo de infección en mis amígdalas hipertrofiadas. Escasísimas cicatrices, ninguna operación y cero huesos rotos. Y bueno, en teoría, todo lo anterior sigue en vigencia.


Este verano en el Bierzo, a falta de recursos para planes más ambiciosos, lo estaba dedicando, además de hacer de niñera, a reencontrarme con mis amigos y con la comarca, visitando diferentes pueblos con mucho encanto y poniendo un poco al día los recuerdos de lugares que dormitaban en mi cerebro.


No se estaba dando mal la cosa aunque ha tenido que dar un pequeño parón. Aquí la crónica ilustrada.


¿Ya la has visto? Pues de esa guisa me voy mañana al Campamento PKU 2011 durante ocho días... a trabajar, sí, sí... a ver cómo termino.

viernes, 12 de agosto de 2011

Para los incrédulos

Parafraseando a otro amigo bloggero.... "uhoo, actualizaciones recientes, no quepo en mí de gozo" ;)


Venir al Bierzo, mi tierra natal, de vez en cuando, es una sensación de vuelta a casa muy bonita, al margen de todas las historias e historietas y mi desapego familiar (lo reconozco). Para empezar me cambia el chip antes de que el tren termine de cruzar los campos de cultivo castellanos y lo más probable es que ya esté con el teléfono en la oreja, haciendo planes con mi amiga Leni para esa misma noche o como mucho, para el día siguiente.


Una de las cosas que más me gusta de volver en Ponfe son los reencuentros. Por supuesto, me encanta reencontrarme con la gente que siempre está ahí, pero también me fascina ir por la calle y darme cuenta de que es imposible salir de casa sin ver caras conocidas y sobre todo, llevarme la sorpresa de un encontronazo inesperado con aquel colega del instituto que se supone que estaba viviendo en Baleares, con el de la universidad, que ya lleva medio mundo recorrido o con el macarra del cole, que de repente tiene un precioso churumbel.


Y es que vivir en Madrid, con toda su grandeza, tiene muchas ventajas, pero el sentimiento de vivir en un sitio pequeñito, familiar y con casi todos los rincones conocidos, por mucho que me desesperase en su día, se echa de menos.

lunes, 8 de agosto de 2011

(sin asunto)

Últimamente me siento poco motivada a escribir en el blog, será que los gusanos informáticos me hacen sentir incómoda, o no, simplemente falta de inspiración. El caso es que ahora mismo solo me he propuesto plantarme delante de la pantalla y escribir, sin más, a ver qué sale. A mi lado, el enano de la familia corea los anuncios de la tele mientras se frota la cara en un gesto premonitorio de la hora de dormir. Tener hijos es una gran responsabilidad demasiado contrapuesta a la facilidad biológica de "fabricarlos". Qué mundo...


Ahora en verano ronda por aquí toda mi amplia familia paterna, por lo que somos un perfecto ejemplo de diversidad familiar, cada uno con sus intereses y como en todas las familias, supongo, inmersos ahora sí y mañana también en múltiples niveles de discusiones. El patriarca de la familia está muy enfermo de Alzheimer y a todos se nos cae un poquito el alma a los pies al verle tan degradado día a día, pero qué le vamos a hacer y no somos nadie y así es la vida...


Siento que me esté quedando una entrada tan pesimista. Solo he comenzado a escribir y blablabla, tras los pensamientos, el teclear de mi portátil y esto es lo que ha salido. Pero mañana saldrá el Sol como cada día, radiante y optimista y por mi parte, tendré una jornada de nanny de nuevo, con piscina y helado incluido, ¡con mucho gusto!