Nuestro Monfragüe

Este pasado fin de semana, como ya todos sabéis, lo hemos pasado materializando la tan planeada excursión a Monfragüe. Todo ha salido a pedir de boca... y de vista. No hubo ningún problema de horario, movimiento, meteorología, salud o ánimos. Ha sido tan perfecto, que sería realmente aburrido de contar, si no fuera por lo bonito del lugar visitado o por las caras tan expresivas de la gente, la mayoría novatos en Monfragüe y muchos en el mundo de las aves, cada vez que entrábamos en un nuevo mirador o que echaban un ojo a través de los telescopios.

El sábado llegaban con cuentagotas los excursionistas al punto de encuentro, a medida que yo me ponía más nerviosa al darme cuenta de lo abultado del grupo. Tras acomodar a todos en la estrella inovadora de Alectoris, el autobús, partimos hacia el Parque Nacional. Este primer día lo repartimos entre miradores en frente de los abundantes cortados cuarcíticos y una cómoda ruta de senderismo. Ya por la noche nos fuimos a dormir a un pueblo cercano, Torrejón el Rubio, donde no fuimos muy exquisitos a la hora de aceptar unas hamburguesas que suscitarían dudas en un control sanitario. Demasiado hambre para ponerse caprichoso.

El domigo, segundo y último día de la excursión, lo partimos entre la subida al castillo de Monfragüe, disfrutando de sus impresionantes vistas, y la visita al embalse de Arrocampo, donde pude bimbar con mayúsculas la ansiada garza imperial Ardea purpurea.

Elogios a la organización, al lugar elegido y a algún chiste o comentario a través del micrófono del autobús me han hecho creer que realmente, lo hemos hecho bien.

Organizadores y monitores:

:) Antón David Pérez Rodríguez
:) Javier Gómez Aoiz
:) Verónica López Rodríguez