Por partes pendientes (III y final): Sirin wins

Aunque pocos serán los que todavía no se hayan enterado, hago pública mi situación como adoptante de Sirin, aquella "preciosidad" que tenía en acogida desde hace unos dos meses. Creo que la idea empezó a fraguarse en mi cabeza desde la primera semana que la bicha pasó conmigo, pero intentaba espantarla de mis pensamientos siendo un poco coherente y pensando, allá por por mayo, que mi verano sería tan ajetreado e inestable como los anteriores, que no me podría hacer cargo de ella y que no iba a enmarronar a nadie por un capricho que ni siquiera estaba previsto... que no, vaya, que no podía ser y punto. Pero como se ha visto en entradas anteriores, la cosa ha cambiado bastante y cuando me llamaron diciendo que tenían una familia adoptante potencial en Alemania, me vi llorando como una imbécil por la casa y mirando a Sirin con cara de pena, mientras ella me devolvía un gesto extraño de no saber qué estaba pasando. Decidí que no quería que se fuera, que la quería conmigo para siempre.

Al final todo ha salido bien para mí y creo, también para Sirin que, al menos, se ha ahorrado la molestia de tener que adaptarse a un nuevo hogar. Por cómo me recibe cuando llego, cómo corre y juega en su plaza con el resto de perros, por como me mira cuando le hablo y por todos los lametones que me pega cuando me pilla desprevenida, creo que ella también es feliz.

Y con esta entrada se terminan mis asuntos pendientes con el blog. Ya tenéis la actualización de mi vida. Creo que las próximas serán entradas más aburridas, a no ser que a su vuelta de Málaga, Jorge y yo emprendamos alguna escapada turístico-ornitológica. Por intentarlo, que no quede.