miércoles, 8 de septiembre de 2010

Praga, sin euros

Y no es porque nos hubiésemos quedado pobres del todo... ya, si no porque la capital checa fue la única ciudad de nuestro viaje donde tuvimos que cambiar de moneda. ¡Bendito euro! Precisamente el tener que hacerlo nos reveló cuan cómodo es viajar sin cambiar de moneda, sin hacer malabares para obtener el mejor cambio posible y sentirte menos estafado. Además, todo en coronas parecía mucho más caro. En fin, también sobrevivimos a esto, con más o menos suerte.

Praga es bonita, hermosa, diría, pero el hecho de tener tan altas expectativas por la fama de un lugar del que te han hablado hace que, al llegar allí, todo sea un poco menos de lo que te esperabas. Eso me ocurrió en Praga. Pero vaya, visita muy merecida y con ganas de repetir.

Allí nos unimos a uno de los muchos free tours que se ofrecían y pudimos conocer un poquito más de la historia de la ciudad de mano de un entusiasta guía americano que desafió en gran medida mi verde listening. Menos mal que Jorge, que donde flojea es en el speaking, me hacía de traductor simultaneo.

Durante el recorrido visitamos el barrio judío, donde se mantienen en perfecto estado sinagogas, museos, estatuas y edificios judíos. Y no fue por falta de presencia de los nazis en la ciudad, ni mucho menos. Entonces, ¿como es que se mantiene todo este patrimonio? Pues bien fácil: los nazis decidieron no destruir esta parte de Praga para poder conservarla como museo de una raza extinta. Curiosidades de la humanidad...
Parejita junto al río Moldava

Y la mayor de las sorpresas imaginables nos la llevamos también en Praga cuando, paseando por una de sus calles el segundo día de nuestra estancia allí, nos encontramos con Samu y Sofía, amigos de Madrid, que viajaban a su vez con dos amigos suyos. ¡La cara que se nos quedó a todos era de pélícula! Igual que nosotros, venían de Berlín y después de Praga, irían a Viena, así que pudimos disfrutar de unos días muy agradables y divertidos con ellos.

3 comentarios:

Antón Pérez dijo...

Jeje; imagino que el encuentro fue el que hizo posible veros a los dos en una misma foto :-)

Vero dijo...

Actually, not! La foto fue tomada por un padre de familiar portugués que tenía una cámara parecida a la nuestra. Algún día te contaré las reglas que tiene que cumplir un determinado sujeto para poder pedirle que te haga una foto con la cámara de Jorge. ;)

Antón Pérez dijo...

Qué acelerado soy...