El día 27 de julio cogimos nuestro primer tren del viaje (exceptualdo los de cercanías de Bruselas). Una gran decepción. Viejo y lento. Bueno... será porque es una distancia cortita, seguro que los internacionales son mucho mejores. Pues no, viejos y lentos también, pero ya llegaremos a eso.
Brujas es una ciudad muy turística, cuyo casco antiguo, un verdadero fósil viviente de la época medieval, está merecidamente declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2000. Su nombre, que en español incita a pensar en cuentos misteriosos y leyendas de la ciudad, no es más que un derivado del noruego Bryggia, que significa puentes, ya que la ciudad cuenta con numerosos canales y por tanto, muchos puentes para atravesarlos.
Allí, durante tres días, callejeamos, gastamos más de 300 fotos y detrás de cada esquina encontrábamos un nuevo rincón digno de admirar. Salvo en sus dos plazas, Markt y Burg, no cuenta con edificios impresionantes, llenos de ornamentos dorados y tejados de bronce verdeados, ni cuádrigas y estatuas imponentes. Sin ello, Brujas es una ciudad pequeñas, encantadora, limpia y con un aire tranquilo, seguro y muy romántico. ¿Que con qué me quedo? Pues con la última frase, aunque aquí os enseñe, precisamente, la plaza del Mercado (Markt), pero es que la foto merece la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario