lunes, 22 de septiembre de 2014

Somiedo: historia de amor-odio resuelta

Back in 2005...


Muy pipiola yo, viajaba al Parque Natural de Somiedo por primera vez en junio de 2005, en la tan reputada excursión de campo de la asignatura Organización y Funcionamiento de Ecosistemas



Y fue ahí donde me enamoré de ese sitio. Esos valles, laderas de pastos que lindaban con hayedos brillantes, paredones grises tan nuevos para mí, todo tan verde, ambiente de oso y leyendas de Purroy... aderezado con mi poca (nula) experiencia campera, hicieron que me quedara prendada de este lugar.

De hecho, un admirador "secreto" (de quien recuerdo perfectamente el aspecto, pero soy incapaz de rescatar el nombre...), me pilló en un gesto de sorpresa tras una curva de la carretera que supongo, daba paso a algún paisaje embelesador:




Hipnotizada por el recuerdo, volví varias veces, a medida que me iba curtiendo en esto del campo, arrastrando siempre a acompañantes, más o menos numerosos, y con objetivos más definidos, pero Somiedo me daba siempre las de arena y empecé a odiarlo (de mentirijillas, solo me alicaía y temía la próxima vez...). 

Hasta que el pasado fin de semana, en horario impronunciable, Raquel y yo nos encaminábamos de nuevo hacia el Parque Natural con toda las intenciones y las ganas de ver osos. Y esta vez, sí, este espacio mágico me ha devuelto esa primera sensación y la disyuntiva queda resuelta. Absoluto AMOR es lo que siento por Somiedo. Pero me callo ya y dejo que las imágenes hablen por mí:


La noche del viernes, dormitamos una hora y media en la furgo de Raquel... Con ese panorama, empezamos a buscar osos a las 8 de la mañana. Casi dos horas despúes, ni rastro de ellos, pero algo se dejaba ver: algún rebeco, rapaces...


Carbonero palustre (Poecile palustris), un párido nada común que en España solo encontramos en los bosques de las Cordilleras cantábrica y pirenaica

Y pasadas las 10:30...



Lo mejor de la jornada y objetivo cumplido: ¡¡una osa, ya famosa en el lugar, con sus tres oseznos!! El colofón fue, sin duda, la sensación de "sacar" a la familia osera el sábado por la mañana, justo cuando mi odio a Somiedo, ahora olvidado, no daba para más. Vimos de nuevo a los cuatro osos el sábado por la tarde, mientras nos caía el cielo encima, y el domingo por la mañana, antes de que empezara a descargar nuevamente. 



Pero el fin de semana seguía prometiendo. Aquí, un gato montés que solía exhibir sus técnicas de caza, puntualmente, a partir de las 11:00 h. Estos bichos...


El Lago de la Cueva, uno de los Lagos de Saliencia, famoso complejo lagunar de origen glaciar.


Espectacular arco iris


Había tormenta... así que nos refugiamos y...


Un interesante visitante nos deleitó mientras se organizaba su merienda. Una hembra de treparriscos (Tichodroma muraria), ¡nada menos! Nos dejó fotografiarla y grabarla en vídeo, a una distancia mínima, sin la menor preocupación. ¡Mi segunda observación y primera captura fotográfica de este bicho tan bonito como difícil de ver!

¡¿Cuándo volvemos a Somiedo?!